martes, 1 de enero de 2013

LA CONCIENCIA ES LA VOZ DEL ALMA, LAS PASIONES SON LA VOZ DEL CUERPO.6/10/2013



LA CONCIENCIA ES LA VOZ DEL ALMA, LAS PASIONES SON LA VOZ DEL CUERPO.6/10/2013
               
                Introducción. Cuando los apóstoles le piden al Señor que les aumente la fe, no es sólo un reconocimiento humilde de la distancia que hay entre la mirada de los hombres, y la mirada de Dios. Expresa también el deseo claro y sincero de entrar en la misma vida de Dios, en la mirada con la que Jesús afronta el encuentro con las personas y con las circunstancias.
" Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos-oráculo del Señor-. Cuanto dista el cielo de la tierra, así distan mis caminos de los vuestros, y mis planes de vuestros planes". Is 55,8-9.
                Es pedirle que nos regale la clave para tener una comprensión integradora de nosotros mismos, de la realidad que nos rodea y de la vida en general. Hay momentos de verdadero desconcierto cuando escuchando nuestra voz interior reconocemos conflictos entre lo que hacemos, lo que deseamos, lo que nos gustaría, lo que en verdad podemos. Una de las principales causas de nuestra falta de alegría es la no identificación entre lo que vivimos y lo que nos gustaría vivir. Desde muy pequeños nos han preguntado: ¿Tú, qué quieres ser de mayor? Como si todo lo que vamos a vivir en el futuro, dependiera de nuestros gustos, de nuestros planes diseñados y de nuestras posibilidades. Y lo más cierto es que nuestras vidas se van construyendo fruto de nuestra libertad, de nuestras decisiones, y fruto también de la mano providente y misericordiosa de Dios que nos acompaña, que nos guía, y que nos regala las circunstancias para desarrollar los talentos y las habilidades que Él nos da. No podemos vivir con temor nuestra existencia,  ni  con la tristeza que se genera al sospecha que somos un error, que estamos mal hechos, que la vida es una broma pesada de alguien que se divierte con nuestras desgracias. Tampoco podemos poner el cartel de advertencia, peligro, a todo lo que nace de nuestra humanidad. Tanto el cuerpo, como el alma, viene de las mismas manos. Me preocupan ciertas espiritualidades que rechazan toda la parte corporal, física de nuestra vida. La censura de todo lo que suponga gozar, sentir y disfrutar. El dualismo que enajena, que limita, que reduce a las personas a bonsáis cuando en realidad tenían capacidad de convertirse en una árbol grande y frondoso. Pedir a Jesús que nos aumente la fe supone pedirle que nos renueve, y que nos cambie viejas creencias que nos alejan y confunden, de la miradas original y bondadosa con la que Dios mira su creación.
                Lo que Dios nos dice. " Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno". Gn 1, 31. " Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste; pues, si odiaras algo, no lo habrías. ¿Cómo subsistiría algo, si tú no lo quisieras?, o ¿cómo se conservaría, si tú no lo hubieras llamado? Pero tú eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor amigo de la vida". Sab 11, 24-26.
                 La bondad y la confianza de toda la realidad que nos rodea son las bases sobre las que construir nuestra vida. El amor que Dios ha puesto en toda su creación nos tiene que expulsar todos los miedos y temores.   "Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina. ( Con esto declaraba puros todos los alimentos) Y siguió: Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro". Mc 7, 18-23.
                 Las pasiones,  los deseos,  la creatividad,  las pulsiones, son tan humanos, tan divinos, tan reales, como la compasión, la generosidad o la capacidad de perdonar. La curiosidad, el querer tener experiencias, el aprender, el investigar, no es la sede de los pecados o de los males de la humanidad. Cuanto le debemos en el terreno de la ciencia y de la fe, a las personas que no se han conformado con aceptar las explicaciones heredadas sin más, sino que han buscado, que han arriesgado, que se han salido del camino trazado, para encontrar más verdad, más claridad, más luz.
                El mismo Jesús fue un transgresor de la religión que había recibido: " Los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?. Jesús les dijo: ¡Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que arrebatarán  al esposo y entonces ayunarán". Mt 9, 14-15.
                No podemos ni debemos demonizar toda la parte intuitiva, creativa y pasional que nos constituye. Cómo en  todos los aspectos de la vida, tenemos que aprender a usarlos, a educarlos, a vivirlos no de forma egoísta y centrados en nosotros mismos, sino como vehículos a través de los cuales podemos expresar de una forma muy clara el amor, la comunión y hasta la capacidad de salvarnos.
                Cómo podemos vivirlo. La fe nos tiene que despejar los miedos, los temores, a sentir, a gozar, a vivir. Conozco mucha gente que tiene miedo a reír en una Iglesia porque al ser terreno sagrado lo concibe como una falta de respeto. Y me asusta la imagen de Dios que estamos proyectando. Menos mal que hay voces muy autorizadas que nos animan a ser felices. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad. Juan XXIII.

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