HAREMOS MORADA EN ÉL. 5/05/2013
Introducción. Cuando se nos plantea qué hacer con unos días libres uno
enseguida escucha al corazón y percibe la ilusión que le hace invertir el
tiempo en lo que más necesita, o en lo que más le apetece, o en el común de los
casos en lo que mejor se pueda según las posibilidades de cada uno. Yo casi
nunca puedo disponer de tiempo para mí mismo. Así que frente al puente de
primero de mayo no tenía ni muchas expectativas ni muchos planes. Pero
yo siento que mi vida la cuida y la protege el que más me quiere, y la verdad
es que me ha preparado un puente espectacular, de pasarlo rodeado de gente
buena con la que compartir, con la que reír, con la que sincerarse, a la que
uno siente parte fundamental del camino de la vida. Tiempo de compartir con las
personas, eso es lo más valioso que se puede hacer. Amigos nuevos que no
conocía y que me han acogido de una manera desproporcionada. Y amigos de toda
la vida, de los de mil batallas vividas, con solera. Con alegrías desbordantes
y con lagrimas compartidas.
Pero eso es la vida, valorar continuamente
todo el amor que recibimos de Dios a través de las personas. Y eso mismo dice
Dios de cada uno de nosotros. "Mis delicias están con los hijos de
los hombres". Prov 8,31. Me encanta reconocer que nuestra relación
con Dios en recíproca. Nosotros le necesitamos a El¨. Separados de la fuente
somos unos sedientos, unos hambrientos, unos pobres. "Porque tú dices: Yo soy
rico, me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada; y no sabes que tú eres
desgraciado, digno de lástima, pobre , ciego, y desnudo. Te aconsejo que me
compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas; y vestiduras blancas
para que te vistas y no aparezca la vergüenza de tu desnudez ; y colirio para
untarte los ojos a fin de que veas. Yo, a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten
pues celo y conviértete". Ap 3,17-19. Pero el también nos necesita
a nosotros. El deseo de Dios es que sus hijos vivamos y lo hagamos en
abundancia. La vida no es sólo acumular días, meses, años, subsistiendo. "Alégrate
hija de Sión, grita de gozo Israel, regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija
de Jerusalén. El Señor ha revocado tu sentencia, ha expulsado a tu enemigo. El
rey de Israel, el Señor, está en medio de ti, no temas mal alguno. Aquel día se
dirá a Jerusalén: ¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas! El Señor tu Dios está en
medio de ti, valiente y salvador ; se alegra y goza contigo, te renueva con su
amor; exulta y se alegra contigo como en un día de fiesta. Acabé con tu mal,
con el peso de tu oprobio." Sof 3,14-18. Es descubrir el regalo
enorme que supone el amor de Dios que nos rescata y nos salva, y nos regala la
amistad, el amor, la acogida, la gratuidad.
"No te hablé a escondidas, en un país
tenebroso, no dije a la estirpe de Jacob: Buscadme en el vacío". Is 45,19. No juegas al escondite con la humanidad. No nos regalas la vida ,
para luego arrojarnos en el sinsentido, en la duda y en la oscuridad. Por eso
cuando encuentro signos de resurrección, de vida, de plasmaciones reales de la
voluntad de Dios en nuestra tierra me alegro tanto, y agradezco las
oportunidades que la vida me brinda, de reconocerlos, de vivirlos, de compartirlos.
Lo que Dios nos dice. "Comportaos
así, reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del
sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando
abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las
obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz. Andemos como en pleno
día, con dignidad". Rom 13,11-13. Estamos más cerca de la salvación porque cada
vez tenemos más motivos para la gratitud y la alegría. Cada nuevo día que pasa
es un motivo más para confiar en el Señor, que nos cuida, que nos rodea de las
personas y de las circunstancias que nos hacen falta. Nos sobran los motivos
para la sorpresa, para la confianza, para la esperanza, si reconocemos que hay
muchísimas personas que amanecen cada día con el firme propósito de vivir
acompañados, amando, sirviendo, escuchando. Reconocer supone un esfuerzo por prestar
atención a lo que nos ocurre. Si vivo despistado, disperso, adormecido, se me
escapan los signos visibles y palpables del amor que nos rodea.
"En verdad, en verdad os digo: vosotros
lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis
tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a
dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz
al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido
un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se
alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría". Jn
16.20-22.
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