martes, 1 de enero de 2013

LA PENDIENTE DE LA EXISTENCIA 26/05/2013

LA PENDIENTE DE LA EXISTENCIA 26/05/2013

               Introducción. Me voy haciendo cada día más consciente de cómo pasa el tiempo y como nos vamos debilitando y empobreciendo, y como nuestros cuerpos, nuestras capacidades, nuestra energía vital se va desgastando. Los que sois más mayores seguro que pensáis al leer la escuelilla que soy todavía joven como para ir pensado estas cosas." Pero si estas hecho un chaval, ya verás cuando llegues a la edad nuestra..". Pero un hombre de 42 años, cuando yo era joven, era un veterano y se le llamaba señor. Me encanta compartir lo que vivo, que no es invención o poesía, es lo que estoy aprendiendo y cómo la fe me ayuda a vivirlo, reconociendo la salud como un regalo, como un don, no como una exigencia o un derecho. "Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? A pesar de todo, Job no peco con sus labios". Job 2,10. Si cuando los años nos han regalado salud, energía, elasticidad, resistencia, no hemos vivido agradecidos al autor de la vida, me parece una gran injusticia que luego cuando vamos perdiendo esa misma salud nos quejemos y protestemos airadamente. Haciéndole responsable de lo que es el proceso natural, común a toda la realidad creada. Todo nace, crece, se reproduce y finalmente muere. Toda resistencia y negación de esa realidad es desconocimiento profundo de las fuerzas y las leyes de la vida.
                Es cierto que hay épocas del año de una especial intensidad y exigencia de actividad, pero independientemente del cansancio normal del mucho trabajo, del desgaste propio de una misión llena de amor y de generosidad, noto que aparecen dolores nuevos, afonías impensables, y bajones con un sabor diferente a los conocidos. Me voy haciendo mayor, y eso se puede vivir y encajar de muchas maneras diferentes. Con tristeza ante la evidencia de de aquí hacia delante todo lo que me espera es ir bajando la cuesta, cada vez más atento y preocupado por la salud, visitas a los médicos, análisis, resultados, tratamientos. Con nostalgia de quien se refugia en el pasado, en los recuerdos, añorando épocas pasadas. O por el contrario se puede vivir en la clave de la gratitud y de la conciencia de que está vida la tenemos para compartirla, para entregarla, para regalarla. No para conservarla y meterla en un museo.
               Lo que Dios nos dice. "Entonces dijo a los discípulos: El que quiera venir en pos de mí que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vidas, la perderá; pero el que la pierda por mí , la encontrará. ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Mt 16,24-26. Me sirve mucho recordar que la vida no es una posesión, no nos pertenecemos. Ni hemos firmado un contrato de permanencia, ni de duración. Sabemos que vivimos por el puro amor de Dios, que nos creó y por el puro amor de Dios que nos mantiene vivos. Por eso cada día que pasa, cada movimiento de mi corazón, cada respiración, cada vez que el aire invade mis pulmones, y la sangre recorre a una velocidad vertiginosa esa increíble red de venas y arterias está ocurriendo el gran milagro de la Vida. Somos creados y re-creados cada día, cada hora, cada minuto. Dios nos piensa, nos ama, y por eso existimos. De ese gran milagro no nos podemos distraer, no nos podemos acostumbrar. "¿Qué saca el obrero de sus fatigas? Comprobé la tarea que Dios ha encomendado a los hombres para que se ocupen en ella: todo lo hizo bueno a su tiempo, y les proporcionó el sentido del tiempo, pero el hombre no pudo llegar a comprender la obra que hizo Dios, de principio a fin. Y así he comprendido que el único bien del hombre es disfrutar y pasarlo bien en la vida. Pero que el hombre coma, beba y se regale en medio de sus fatigas es don de Dios. Comprendí que todo lo que hizo Dios durará siempre". Ecle 3,9-14.
 Cuando uno es joven no tiene la calma necesaria para pararse a contemplar, a saborear,  disfrutar de lo sencillo, que es donde con más claridad descubrimos lo divino.
"En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras. Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió. Sígueme". Jn 21,18-19.
La madurez y la libertad que regala la fe nos hace vivir agradecidos por todo lo que recibimos, y que gratuitamente queremos compartir. Y el paso del tiempo no se convierte en la angustia de quien va perdiendo oportunidades de ser feliz, al contrario, el paso del tiempo nos recuerda que nos vamos dando y entregando, en una permanente ofrenda de amor. Nos convertimos en colaboradores de Jesús, constructores en nuestros ambientes del Reino de Dios. Sembrando nuestras vidas seguro de recoger fruto que permanece. "En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor". Jn 12,24-26.
               Cómo podemos vivirlo. El reloj nunca se detiene, y la vida fluye delante de nosotros a un ritmo imparable. Somos cada uno de nosotros los que decidimos libremente como emplear el tiempo, los talentos y las capacidades que nos han sido dadas. Podemos priorizar todo lo que nosotros somos. Nuestro gustos, nuestros intereses. Pretender que todo y todos giren alrededor nuestro. El resultado es el egoísmo y la soledad. Por el contrario puedo vivir sintiendo que soy un regalo de Dios para las personas que tengo cerca, y a las que me puedo dar. Dando mi tiempo, mi atención, mi experiencia, mi alegría. Cuanto recibimos diariamente de Dios a través de los demás. Cuanta gratitud se acumula cuando vivimos acompañados por la fe un día cualquiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario